O aunque sea un infierno

7:14 0 Comments




He vuelto a este lugar convencido por un caballero de brillantes palabras, un caballero que me dijo: «Tú no puedes escribir». Raro ¿verdad? Pues así ha sucedido.

Mi tío Toño me ha buscado desde el más allá, de la forma que solo los artistas te pueden buscar, con ese pasaporte, con la licencia que los escritores tienen para darse un salto de la muerte a la vida: Sus palabras.

Mi tío Toño murió el seis de octubre de 2012, como ya deben saber los pocos que leen este blog, hablo de Antonio Cisneros, que no es mi tío sanguíneo ni tampoco de cariño, es solo me tío de Celia Cruz, Sonora Matancera, cantina miraflorina y borrachera.

El día que se murió el tío Toño (Insisto en decirle así, porque él me pidió que así lo hiciera), como es normal, estuve algo triste. No tuve la oportunidad de conversar todas las veces que hubiera querido, solo tuve ese glorioso momento una sola vez en la vida, pero él me habló tantas veces mediante su programa de radio en RPP, llamado el Oso Hormiguero, su programa de TV de entrevistas y por supuesto una de las cosas más maravillosas que me dejó que fueron sus letras.

Ese seis de Octubre recibí la noticia y pensé en las charlas que nos faltaron, las cosas que me faltaron preguntarle y en la sonrisa sabia de su rostro. Sentí con tristeza que no se conmocionara el mundo entero, solo algunos de nosotros y recuerdo que alguien que no lo conoce, me dijo que un amigo suyo se iba al velorio de un poeta al que su generación no conocía del todo. No sentí envidia de ir a un lugar tan triste como ese. No sentí tristeza de no estar en un lugar donde muchos no lo conocían, sentí tristeza de no tener la oportunidad de encontrarlo de nuevo. Me equivoque.

Días atrás, conocí a una extraordinaria persona que me ayudó a regresar al camino, esta ruta que dictatorialmente me impone el destino, esta persona a la que le estoy muy agradecido es Raúl Tola y recuerdo que en una de pocas y académicas conversaciones, me recordó a mi tío Toño.

Otro día alguien mencionó la publicación de «El Buen Salvaje», que los amantes de la cultura pueden encontrar en la librería «El Virrey» y el nombre del tío Toño saltó nuevamente a mi cabeza. ¿Por qué? Te preguntarás. La razón es el libro de Antonio Cisneros, que tiene el mismo nombre: «El libro del buen salvaje. Crónicas de viaje/Crónicas de viejo».



Ayer tomé el libro en mis manos, después de algún tiempo y releí una de esas fabulosas historias. El capítulo que leí se llamaba «O aunque sea un infierno» y me di cuenta de que mi tío me está buscando, que quiere que lo encuentre, que me encuentre, que nunca lo olvide y que si alguien pasa por aquí alguna vez nos recuerde en el bar de la calle Berlín en Miraflores.

«Otra manera de ofender a los difuntos es mediante el olvido. Me refiero al olvido de verdad.»
Pues dadas estas  líneas escritas por Antonio Cisneros, aquí estoy recordándolo y tratando de comprometerme con él a no olvidarlo y hacer todo lo posible para escribir.

Gracias por tus palabras, tus ideas Maestro Cisneros.

«Dada la lista, incompleta por cierto, de los maltratos que sufren los finados en la tierra, se vuelve indispensable un más allá. Tanto dolor amerita algún compensatorio paraíso. O aunque sea un infierno».
El libro del buen salvaje. Crónicas de viaje/Crónicas de viejo
Antonio Alfonso Cisneros Campoy
(Lima, Perú, 27 de diciembre de 1942 - 6 de octubre de 2012)


invertebrado

Some say he’s half man half fish, others say he’s more of a seventy/thirty split. Either way he’s a fishy bastard.

0 comentarios: