Una breve parada frente a la transitada vida

9:45 4 Comments

Hay lugares donde no se fuma y aquí no se puede fumar.
¡Necesito un cigarro! grita alocadamente mi n
erviosismo.
Me encuentro en el interior del carro de mi enamorada, auto que generalmente usan sus padres y ellos detestan el olor a cigarro, yo por el contrario lo necesito ahora mismo, ya que mí enamorada esta al volante y ella carece de licencia de conducir. Esta es una de las clases de manejo que le doy de vez en cuando.
¡Frena! – Un acelerado auto pasa en frente de nosotros.
Ya sé- Contesta ella molesta – Me pones nerviosa. – Lueg
o ríe.
Lograr el equilibrio entre estar alerta y ser paciente para que el aprendiz resuelva problemas que se encontrará en la calle cuando maneje solo, es terriblemente difícil, sobre todo cuando la vida de uno, el carro ajeno y la relación de enamorados están expuestas.
Dobla acá.
¿Acá? - Las manos de mi enamorada están tensas sobre el timón y su mirada fija al frente.
Si. A la derecha. Por esa calle no hay mucho tráfico. – Ella dobla a la derecha – Pon direccional.- Le digo con voz autoritaria.
Es que me olvido.

No sé si mi Papá sufrió mucho para enseñarme a manejar, pero lo cierto es que tengo gratos recuerdos de aquella época.
Mi papá solía acomodarse de tal forma en el asiento del piloto de su carro, como para que yo estirara la mitad del cuerpo desde el asiento del copiloto, para coger el timón, mientras él manipulaba los cambios del auto mecánico, el embrague, freno y acelerador. Así recorríamos muchos tramos largos cuando yo tenía trece años más o menos.
Un día viajábamos con mi Papá por la carretera Panamericana en el plan del timón en mis manos y él en los demás controles, cuando me indico que virara hacia el lado derecho de la pista, ya que ahí pararíamos un momento.
Al frenar junto a la carretera, mi Papá ya había tomado la decisión de dejarme volar con mis propias alas, así que abrió su puerta, fijándose de que no viniera ningún carro que lo pudiera atropellar y me dijo: Tú manejas. Obviamente con solo quince años y en un lugar así de transitado me negué, porque veía en esa maniobra, un futuro de ambulancias y camillas. Mi papá acepto mi cobardía y no sé si recapacito de lo que aún considero su imprudencia o una confianza sobreestimada en mi persona.
De nuevo en el puesto del piloto y con el carro andando, mi papá acordó conmigo en el dictado de unas futuras clases de manejo.
Mi Papá no ha sido mi mejor maestro en cuestiones escolares, quizás ya estaba cansado de enseñar, ya que fue profesor en un colegio estatal antes de que yo naciera y también había pasado muchos años de la primaría de mi hermana mayor enseñándole matemáticas, pero en las clases de manejo, sé que no hubiera podido encontrar a alguien mejor que él.
Para hacer efectivas las clases de manejo tuvieron que pasar un par de años, desde el incidente de la carretera.
Cuando llegues a una esquina y veas un cartel de “Pare”, tienes que parar durante un momento – Repito a mi enamorada, las mismas palabras que me decía mi Papá cuando me enseñaba a manejar, mientras ella me mira atentamente, con el auto parado en la esquina de una tranquila calle – Acuérdate de esto bien, porque en el examen de manejo esta es una de las cosas por las que quitan puntos.
Ok ¿Ya puedo avanzar?
Si no vez carros en la transversal, puedes seguir.

Con mi papá también dábamos vueltas por las calles que él me indicaba y siempre hacíamos un descanso cuando veía que yo ya estaba acelerando demasiado. En estas paradas, quizás estratégicas o quizás mera oportunidad del destino, mi papá y yo conversábamos muchísimo, tanto como no habíamos conversado jamás hasta ese momento. Probablemente mi Papá ya me veía mas como alguien para conversar sobre sus problemas o como un amigo. Yo ya tenía 18 años.
Mi padre ya no era mi padre en esos momentos en que me enseñaba a manejar, él se había convertido en un amigo con el cual yo podía conversar de muchas cosas.
Bueno. Ya dimos varias vueltas. – Le dije a mi enamorada, para darle un descanso a mi nerviosismo – Ahora vamos a practicar el estacionamiento.
¡Ya! – Me responde ella súper entusiasmada. – ¿He manejado bien?
Si mi amor. – Sonreí y realmente pensé que lo había hecho bien, pero la verdad soy un maniático y me pone nervioso no tener el control de la situación a veces.

Toda una persecución se suscitó durante los próximos años en mi casa. Mi papá me prestaba el carro para que lo manejara, pero jamás solo, siempre con él de copiloto y creo que ya cansado (por más que yo manejara) de ir a recoger a mi enamorada y de llevarla nuevamente a su casa, no dejó de decirme que diera el bendito examen del manejo del cual yo siempre huía.
A mis 26 años, mi papá enfermo. (Nada de vida o muerte. La historia no va a acabar como piensas, pierde cuidado) En el hospital sentenciaron con hernia a mi papá, por lo tanto no podía manejar por un tiempo. El examen era inevitable para mi, es más era una necesidad y conducir el carro a donde él me dijera, durante el tiempo en que no pudiera manejar. Era algo que le debía a mi papá como hijo y como amigo.
Antes de la operación de mi papá, él se dedico a enseñarme lo único que me faltaba para aprobar, algo que puede llamarse uno de los momentos críticos del examen: Estacionar en paralelo.
Renegué, maldije y ¿Por qué no? Putamadree a mi gusto y gana, todas las veces que no pude estacionar bien en paralelo, en el vació estacionamiento donde practicábamos. Mi Papá me tenía paciencia y me daba miles de consejos para estacionar, pero yo por mas que los aplicaba todos, no le chuntaba a una. De pronto aparecieron ellos.
Cuando estas en plena practica de estacionamiento, SIEMPRE aparece gente que te da “el truquito” para hacerlo bien. Yo tuve consejeros, como un tipo entrado en tragos y con cerveza en mano, que me explicaba que debía establecer un punto imaginario en el vidrio que se encontraba en el asiento trasero del copiloto, con el que me debía guiar para no subirme encima de la vereda. Interesante truco, pensé, el tipo vio mi gesto meditabundo y al parecer, pensó que como había encontrado la solución a mi problema, yo lo debía celebrar con él, brindado con un trago de su cerveza. Esta bien que sea un relajado domingo por la tarde, pero…¿No que alcohol y auto no se mezclan?
Otro día llego hasta a mí, un mejor consejo y me lo daba un chofer de buses. (Alguien que definitivamente es un experto) El truco del chofer era hacerlo todo con el espejo retrovisor. Pude hacerlo de esa forma, pero lamentablemente no era valido para el examen, ya que supuestamente los calificadores del examen, observan si miras hacia atrás cuando estacionas en paralelo.
¿Cómo logré estacionar en paralelo? Sinceramente ya no me acuerdo, solo sé que renegué como nunca aquella vez y que ahora a veces me liga.
Regresando del voceado examen de manejo, estaba furioso en el asiento de copiloto y mi Papá me decía que habría otras oportunidades, animándome como el mejor de los amigos a dar el examen por segunda vez en un par de días.
¿Quieres que te dé un consejo sobre el examen de manejo? Practica en la misma pista donde das el examen. La alquilan en las tardes y es la única forma posible de que te sepas las mañas para pasar.
Pase el examen como se habrán dado cuenta. Mi papá fue operado y pude al fin hacer algo con lo que me sentí feliz y eso fue llevarlo a donde el necesitara o quisiera, ya que él lo había hecho conmigo durante todos los años anteriores. Pude retribuirle a mi amigo, ya que de eso se trata la amistad.
Después de la recuperación de mi Papá, ha vuelto a manejar y el carro me lo presta cada vez que lo necesito. Ya no necesito clases de manejo, ahora se las doy a mi enamorada, recordando los buenos momentos que compartí con mi Papá cuando él me las daba.
Bueno, ya creo que lo dejamos ahí.
¿Que tal maneje?
Has mejorado mucho.

Esta es la forma de ideal de estacionar en paralelo

invertebrado

Some say he’s half man half fish, others say he’s more of a seventy/thirty split. Either way he’s a fishy bastard.

4 comentarios:

Y no olvidar jamás las aventuras con la tucu-tucu y el camino locotrocha.

4 llantas, una trocha, la luna, 2 cigarros y las anfitrionas patonas. Que buena experiencia.

CRO dijo...

Por un lado, el cigarrillo lo destesto asi que ni bien leí eso de "necesito un cigarro", dejé de leer,osea me perdí todo el relato,pero es que realmente desprecio los fumadores asi que tampoco me pongo a leer un personaje fumador y menos uno tan desesperado.
Por otro lado el video ese del auto con esa "extra rueda" me resultó muy gracioso, genial invento.
Hey invertebrado,veo que te gustan mucho los comics,yo no soy fanática pero admiro mucho la gente que dibuja creando historias.
Me encanta que hallas pasado por mi blog :)
un beso grande.

invertebrado dijo...

Acepto lo del cigarro. No puedo negar la lastima que me dá el que te hallas perdido el texto por la introducción que menciona el cigarro, pero al fin y al cabo cada uno es libre.
Respecto al tema del comic, solo te puedo decir que es válida la creación de una historieta que se basa en la interpretación de un Cuento, Poema y Narración, ya que esto puede lograr que mucha gente que no lee se interese por la lectura.
Admiro el comic, tanto como el cine y la literatura y estas manifestaciones definitivamente estan interconectadas.
El señor de los Anillos es una película basada en un libro, 300 (el comic) esta basado en un hecho real e histórico y luego paso a ser una película.
En fin...solo cumplo con ser sincero.(al igual con el tema del cigarro, ya que lamentablemente fumo y que autodestructivo y placentero es para mi cuerpo. Jajajaja)
Gracias también Cro por estar con nosotros. Próximamente te daré otra visita. Tienes bonitas fotos.

CRO dijo...

sigo esperando que me visites heeee y que actualices tu blog!! pleaaaase