Como un Explorador

23:49 1 Comments

Era un verano cruel y luminoso como el de hoy. Verano de incandescentes veredas y yo caminaba sobre sus brazas repartiendo curriculums tratando de seducir a algún empleador.

Caminaba por calles y paso cebras acompañado de mi walkman con casetera, al que prefería aligerarle el trabajo de retroceder o adelantar la cinta de mis casetes con un lapicero y así reducir el consumo de mis pilas doble de 1 sol marca panasonic.

Llego el funesto momento de que aquel walkman agonizaba y tratando de consumir hasta el último impulso eléctrico, colocaba la radio y me sometía a cualquier emisora que pudiera regalarme algo de buena música.

La música que transmitían las radios de 1999 no era tan mala como lo es ahora y si debo mencionar una emisora como mi favorita durante aquellos años, no debo pasar por alto a “Doble 9” (Doble 9 más rock, decía el locutor)

Doble 9 se caracterizaba en el 99 por emitir las canciones pesadas del new metal de agrupaciones como Korn, Limp Bizkit y otros, pero fue una canción que descuadraba la programación la que tome como bandera y agito con cariño y devoción hasta el día de hoy.

Para meternos en contexto y que no sea por las puras el texto, debo decir inevitablemente que aun en el 99 me sentía herido porque una chica que fue mi enamorada desde el 96 hasta 98 más me había dejado con adorno de cuernos de por medio y para no ser injusto debo decir que yo ya la había adornado antes a ella, con la diferencia de que yo no quise dejarla. En fin, no me disculparé por lo que hice, porque lo hice con la razón más poderosa que tuve en ese momento y por la cual no me arrepiento: Le saque la vuelta porque se me dio la gana.

El engaño como verán es más divertido cuando uno se lo hace a la otra persona (aunque te descubran) a que te lo hagan a ti y como dije, cuando me lo hicieron a mi y terminaron con una relación a la que le tenia muchísimo cariño, me dolió tanto que para recordar a esa chica me volví fan de “Corazón Partio” y todo ese disco que había detestado tanto y ella amaba de Alejandro Saenz.

Antes de regresar a aquel día en que sintonizaba doble nueve, debo también aclarar que este rollo de escribir ya me había perforado el alma haciéndome sangrar palabras, desde hacia mucho tiempo atrás y que incluso a la mencionada chica de este relato le había escrito incluso un tierno cuento sobre un granito de cocoa y un grano de azúcar (metáfora de ambos que explicaré quizá en otro momento) que lamentablemente perdí cuando ella me devolvió el sombrero de venado y dijo bye bye.

Como digo, me gustaba ya escribir, pero creo que mis palabras no habían abierto tanto los ojos, como cuando escuche a través de la radio de mi walkman aquella canción que desentono con la programación de doble nueve y con mi percepción del final de mi relación.

“Tenían razón, mis amantes en eso de que antes el malo era yo, con una excepción, esta vez yo quería quererla querer, pero ella no” Con esas palabras, conocí a Joaquín Sabina a través de 19 días y 500 noches y de la radio.

Adquirí el casete que contenía esta canción y poco a poco fui escuchando otras, que fueron abriéndome los ojos a una cantidad de ideas y metáforas que colgaban de las ramas del árbol de sus versos, afirmando que lo mío era escribir, aunque sea por hobie o por “jodi”.

Los que me conocen probablemente piensan que me he demorado mucho en hablar de Sabina, pero la verdad he tratado de evadir un poco el tema, porque aunque es una gran influencia en mi forma de escribir, no quiero que se den cuenta lo fanático que soy.

Historias con las canciones de Sabina hay muchas en mi vida, pero quería narrar hoy brevemente esta, porque me pareció lo justo y porque es su cumpleaños (12 de Febrero), por eso: Feliz día amigo que me desconoces, gracias por las 500 noches de compañía durante estos años, los tinteros borrachos y las calles melancolías.

Para esa ex enamorada que me llevó hasta Sabina siempre la recuerdo con aquella letra de 19 días y 500 noches, riendo por aquella experiencia, aunque el tiempo me ha demostrado que un estribillo de otra canción de Joaquín describe mejor el final de nuestra relación:

(…) Y en otros puertos he atracado mi velero
y en otros cuartos he colgado mi sombrero,
y una mañana
comprendí que a veces gana
el que pierde a una mujer. (…)


19 días y 500 noches





Highway to Hell por Joaquín Sabina


invertebrado

Some say he’s half man half fish, others say he’s more of a seventy/thirty split. Either way he’s a fishy bastard.

1 comentarios:

sybilla dijo...

a mi la parte que mas me gusta es como describa a la susodicha: "Siempre tuvo la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta"... :)